Depresión
Las personas que sufren depresión, entre otras características, refieren un estado permanente de tristeza, sienten que ya no disfrutan de las actividades cotidianas como antes, y tienen una visión pesimista de si mismas y del futuro. En los casos más graves, las personas simplemente no sienten el ánimo como para levantarse a realizar sus actividades cotidianas.
Se ha estudiado que las personas que sufren de depresión, tienden a tener una visión negativa de sí mismas, del mundo que las rodea y de lo que puede sucederles en el futuro. Muchas personas con depresión severa, pierden la expectativa de que el futuro, o la proyección de sí mismos en el tiempo, existen.
Las causas de la depresión son multivariadas, es decir, muchos eventos de la vida pueden contribuir al desarrollo de una depresión, sin embargo en ésta también influyen factores genéticos, la estructura de la personalidad y principalmente, los estilos de pensamiento que la persona ha llegado a desarrollar.
La terapia cognitivo-conductual, presenta evidencia científica de su efectividad para el tratamiento de la depresión. Está estadísticamente probado que esta forma de terapia modifica la química cerebral, ya que produce nuevos aprendizajes en la forma en que la persona visualiza su vida, el futuro y cómo resuelve sus dificultades. Además las personas logran desarrollar habilidades y estrategias que les permiten enfrentar los desafíos de la vida cotidiana, los que con depresión, ellas no imaginan cómo resolver.
Se ha estudiado que las personas sienten los sintomas de la depresión como algo que “padecen”, es decir: llega, les sucede y se “instala” en sus vidas. De esta manera, la depresión es vivida como un evento y las personas desean que “se les quite”.
Por esta razón, se recurre con mayor facilidad al uso de medicamentos (los que en algunos casos son necesarios) y es entendido que, en algunos casos pueden contribuir a estabilizar el ánimo, especialmente en etapas iniciales, a modo de que la persona pueda disponerse mejor, por ejemplo, a una psicoterapia. Lo que los medicamentos no tienen como efecto, es fabricar un cambio cognitivo por sí mismo, que ayude a que la persona participe activamente en mejorar y prevenir su depresión.
Las terapias centradas en el cambio cognitivo, promueven una participación activa de la persona en descubrir y desafiar las causas psicológicas, emocionales, y los pensamientos que mantienen su depresión y/o, su “estructura mental” depresiva. En este sentido, entrega las herramientas que producirán un cambio significativo en la forma en que la persona aprende a entender, analizar, y trabajar activamente en su mejoría. Es posible aspirar a vivir mejor.
Tenemos derecho no sólo a la salud física, para la que existe una gran disponibilidad de tratamientos, sino también debemos aspirar a vivir en buen estado de salud mental.
Mariana Searle, (Abril, 2014)
Se ha estudiado que las personas que sufren de depresión, tienden a tener una visión negativa de sí mismas, del mundo que las rodea y de lo que puede sucederles en el futuro. Muchas personas con depresión severa, pierden la expectativa de que el futuro, o la proyección de sí mismos en el tiempo, existen.
Las causas de la depresión son multivariadas, es decir, muchos eventos de la vida pueden contribuir al desarrollo de una depresión, sin embargo en ésta también influyen factores genéticos, la estructura de la personalidad y principalmente, los estilos de pensamiento que la persona ha llegado a desarrollar.
La terapia cognitivo-conductual, presenta evidencia científica de su efectividad para el tratamiento de la depresión. Está estadísticamente probado que esta forma de terapia modifica la química cerebral, ya que produce nuevos aprendizajes en la forma en que la persona visualiza su vida, el futuro y cómo resuelve sus dificultades. Además las personas logran desarrollar habilidades y estrategias que les permiten enfrentar los desafíos de la vida cotidiana, los que con depresión, ellas no imaginan cómo resolver.
Se ha estudiado que las personas sienten los sintomas de la depresión como algo que “padecen”, es decir: llega, les sucede y se “instala” en sus vidas. De esta manera, la depresión es vivida como un evento y las personas desean que “se les quite”.
Por esta razón, se recurre con mayor facilidad al uso de medicamentos (los que en algunos casos son necesarios) y es entendido que, en algunos casos pueden contribuir a estabilizar el ánimo, especialmente en etapas iniciales, a modo de que la persona pueda disponerse mejor, por ejemplo, a una psicoterapia. Lo que los medicamentos no tienen como efecto, es fabricar un cambio cognitivo por sí mismo, que ayude a que la persona participe activamente en mejorar y prevenir su depresión.
Las terapias centradas en el cambio cognitivo, promueven una participación activa de la persona en descubrir y desafiar las causas psicológicas, emocionales, y los pensamientos que mantienen su depresión y/o, su “estructura mental” depresiva. En este sentido, entrega las herramientas que producirán un cambio significativo en la forma en que la persona aprende a entender, analizar, y trabajar activamente en su mejoría. Es posible aspirar a vivir mejor.
Tenemos derecho no sólo a la salud física, para la que existe una gran disponibilidad de tratamientos, sino también debemos aspirar a vivir en buen estado de salud mental.
Mariana Searle, (Abril, 2014)