Motivos Frecuentes de Consulta
Ansiedad
La ansiedad es un fenomeno físico, conductual y mental real.
Nos daremos cuenta que sentimos ansiedad, cuando se nos acelera el corazón, nos sudan o tiemblan las manos, nos ponemos rojos, nos sentimos intranquilos, con miedo o “nerviosos” al tener que enfrentar o pensar en distintas situaciones de la vida cotidiana. La Ansiedad es experimentada en diversos grados por las personas, llegando en algunos casos a ser una limitación importante para el desarrollo y la realización personal, teniendo un impacto decisivo en el potencial de cada persona para experimentar la felicidad. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser efectiva para el tratamiento de la ansiedad.
La ansiedad es la respuesta sicológica y fisiológica a pensamientos automáticos de preocupación constante sobre situaciones hipotéticas negativas futuras. Si el miedo es la reacción ante un evento real de peligro, la ansiedad es la preocupación sobre la posibilidad de esa situación de peligro. Se manifiesta físicamente como aceleración del pulso, sequedad de la boca, sensación de ahogo u opresión en el pecho, sudoración, temblores en el cuerpo, sensación de que algo malo va a ocurrir. La ansiedad tiene distintos grados y manifestaciones en la vida cotidiana de las personas. Se puede vivenciar desde una leve y constante preocupación sobre distintos eventos, presentes, pasados y futuros de carácter negativo, hasta crisis que irrumpen como un malestar tan intenso, que la persona cree que se puede morir, como las crisis de pánico. La ansiedad es uno de los síntomas que acompañan a muchos trastornos psicológicos, como las fobias, el trastorno obsesivo compulsivo, los miedos, y es frecuente identificarla en la mayoría de los motivos de consulta.
Pensamiento Perfeccionista y Ansiedad:
Las personas generalmente nos formamos ideas o pensamientos sobre nuestro rendimiento o el de otros. Es perfeccionismo cuando esos pensamientos contienen ideas sobre un rendimiento que es inalcanzable o que se podría lograr sufriendo un muy alto costo personal.
No estando conscientes de nuestro pensamiento perfeccionista, dedicamos una gran parte de nuestra energía y conducta a lograr esas metas, o a exigir que otros las cumplan. Una gran porción de la ansiedad que experimentamos, en ocasiones tiene relación con esta forma de perfeccionismo.
Al exigirnos o exigir a otros el cumplimiento de estos altos estándares, está asociado el pensamiento de que: o logramos ese estándar, o estamos frente a un rotundo fracaso. Es decir todo o nada. Esto conlleva sentirnos disminuidos por no cumplir, y a pensar que no somos capaces o que no tenemos las habilidades o competencias adecuadas.
Está bien buscar sanamente la excelencia. El perfeccionismo es camino seguro de ansiedad y dificultades con los demás.
Nuestros pensamientos son como profecías auto-cumplidas.
Es decir, si yo tengo un problema, y sigo pensando en ese problema como que es algo irremediable, sin buscarle solución, entonces comenzaré a actuar como si esto realmente fuera un problema irremediable. De esta manera se reforzará en nuestra mente este problema, y continuaremos actuando de esta forma, haciendo que se cumpla la profecía de estos malos pensamientos. Pero si somos capaces de darnos cuenta cuánto tiempo le dedicamos a nuestros pensamientos negativos y somos capaces de encontrar soluciones con pensamientos positivos, decisiones correctas y tomando riesgos calculados, en el largo plazo, solucionaremos nuestro problemas, actuaremos como que estos están solucionados y la profecía auto-cumplida será la de buenos pensamientos.
Ansiedad
La ansiedad es un fenomeno físico, conductual y mental real.
Nos daremos cuenta que sentimos ansiedad, cuando se nos acelera el corazón, nos sudan o tiemblan las manos, nos ponemos rojos, nos sentimos intranquilos, con miedo o “nerviosos” al tener que enfrentar o pensar en distintas situaciones de la vida cotidiana. La Ansiedad es experimentada en diversos grados por las personas, llegando en algunos casos a ser una limitación importante para el desarrollo y la realización personal, teniendo un impacto decisivo en el potencial de cada persona para experimentar la felicidad. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser efectiva para el tratamiento de la ansiedad.
La ansiedad es la respuesta sicológica y fisiológica a pensamientos automáticos de preocupación constante sobre situaciones hipotéticas negativas futuras. Si el miedo es la reacción ante un evento real de peligro, la ansiedad es la preocupación sobre la posibilidad de esa situación de peligro. Se manifiesta físicamente como aceleración del pulso, sequedad de la boca, sensación de ahogo u opresión en el pecho, sudoración, temblores en el cuerpo, sensación de que algo malo va a ocurrir. La ansiedad tiene distintos grados y manifestaciones en la vida cotidiana de las personas. Se puede vivenciar desde una leve y constante preocupación sobre distintos eventos, presentes, pasados y futuros de carácter negativo, hasta crisis que irrumpen como un malestar tan intenso, que la persona cree que se puede morir, como las crisis de pánico. La ansiedad es uno de los síntomas que acompañan a muchos trastornos psicológicos, como las fobias, el trastorno obsesivo compulsivo, los miedos, y es frecuente identificarla en la mayoría de los motivos de consulta.
Pensamiento Perfeccionista y Ansiedad:
Las personas generalmente nos formamos ideas o pensamientos sobre nuestro rendimiento o el de otros. Es perfeccionismo cuando esos pensamientos contienen ideas sobre un rendimiento que es inalcanzable o que se podría lograr sufriendo un muy alto costo personal.
No estando conscientes de nuestro pensamiento perfeccionista, dedicamos una gran parte de nuestra energía y conducta a lograr esas metas, o a exigir que otros las cumplan. Una gran porción de la ansiedad que experimentamos, en ocasiones tiene relación con esta forma de perfeccionismo.
Al exigirnos o exigir a otros el cumplimiento de estos altos estándares, está asociado el pensamiento de que: o logramos ese estándar, o estamos frente a un rotundo fracaso. Es decir todo o nada. Esto conlleva sentirnos disminuidos por no cumplir, y a pensar que no somos capaces o que no tenemos las habilidades o competencias adecuadas.
Está bien buscar sanamente la excelencia. El perfeccionismo es camino seguro de ansiedad y dificultades con los demás.
Nuestros pensamientos son como profecías auto-cumplidas.
Es decir, si yo tengo un problema, y sigo pensando en ese problema como que es algo irremediable, sin buscarle solución, entonces comenzaré a actuar como si esto realmente fuera un problema irremediable. De esta manera se reforzará en nuestra mente este problema, y continuaremos actuando de esta forma, haciendo que se cumpla la profecía de estos malos pensamientos. Pero si somos capaces de darnos cuenta cuánto tiempo le dedicamos a nuestros pensamientos negativos y somos capaces de encontrar soluciones con pensamientos positivos, decisiones correctas y tomando riesgos calculados, en el largo plazo, solucionaremos nuestro problemas, actuaremos como que estos están solucionados y la profecía auto-cumplida será la de buenos pensamientos.
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12 Norte 785 Oficina 1201,
Viña del Mar, Chile.
sicologamarianasearle@gmail.com
Facebook / PsicologaVinadelMar
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Crisis de Pánico
Se llama “crisis” debido a que tiene un inicio repentino, con los síntomas característicos de la ansiedad, sin embargo, éstos se intensifican hasta tal punto, que la persona siente y piensa que va a sufrir un ataque y que se puede morir, o que se va a volver loca.
Es habitual, que los mismos intensos síntomas de la ansiedad, se acompañen de miedo a lo que puede ocurrir en esa situación. Las personas suelen acudir a la Sala de Urgencias, convencidos que requieren ayuda médica urgente, y sin herramientas psicológicas que les permiten volver a su estado habitual. Las crisis de pánico pueden durar entre unos minutos hasta horas. Generalmente alcanzan su punto máximo de manifestación a los 10 minutos. Es frecuente observar la presencia de estas crisis en personas que sufren de ansiedad crónica, y que enfrentan los sucesos de la vida con una alta auto-exigencia, y una baja conciencia de la ansiedad que sufren.
El Pensamiento Catastrófico
¡Ahora, se acabó todo!
¡Ellos piensan que soy un desastre!
¡Van a descubrir realmente lo que soy (poco valioso, poco inteligente, poco…)
¡Me equivoqué, de nuevo eché a perder todo!
Muchos de nosotros, tendemos a ver la vida desde las situaciones catastróficas. Se llama así, a la creación mental de situaciones que representan la alternativas más negativas y más improbables de un evento. Sentimos un leve dolor en la cadera, e imaginamos que podemos tener un cáncer; observamos a alguien bostezando mientras estamos hablando, y pensamos que la hemos aburrido con nuestra conversación; caminamos por la calle con un pantalón fuera de moda, escuchamos a alguien reírse mirándonos e imaginamos que se ríe de lo ridículos que nos vemos. A esto le llamaremos pensamiento catastrófico, el cual se conforma en base a elaborar en nuestra mente las situaciones negativas (pasados, presentes y futuros) más extremas, descalificatorias o trágicas, especialmente con respecto a nosotros mismos. Habitualmente “adoptamos” esas hipótesis como parte de la realidad, las cuales aceptamos sin cuestionárnoslas.
Las posibles situaciones catastróficas, configuran nuestra versión distorsionada de la realidad, por lo que tendemos a mantener esa visión, constantemente presente en nuestra conciencia y es desde esa visión que nos relacionamos con los demás, los eventos y las situaciones. Usualmente reaccionamos auto-depreciándonos, como los posibles responsables de lo que sucede alrededor nuestro, de los errores, incluso del comportamiento o rasgo de otra persona. El pensamiento catastrófico, tiende a “cubrir” ó “enmascarar” a los otros pensamientos, casi parte de nuestra manera total de ver la vida. No nos alcanzamos a dar cuenta de que nuestras emociones negativas, se relacionan a este tipo de pensamientos, y no con nuestra manera de ser y nuestra naturaleza. En fin, vamos desarrollando una visión atemorizadora, angustiante, presagiante de situaciones trágicas, la que a modo de negros nubarrones, cubre nuestros pensamientos, generando en forma automática la vivencia del miedo al término de todas las cosas (la vida, el trabajo, la familia, las relaciones, etc.)
Los pensamientos catastróficos pueden generar desde reacciones leves de ansiedad, hasta crisis de pánico, cuando por ejemplo, se demora un familiar en llegar y de inmediato asumimos que le sucedió algo malo. Cada vez que las situaciones cotidianas exceden a lo esperado con las expectativas típicas, nos quedamos con la emoción que genera la ansiedad: el miedo a que sucedan eventos negativos. Quedarnos con esa emoción, sin cuestionar nuestras hipótesis negativas, incluso luego de comprobar una y otra vez que nuestra imaginación catastrófica “construye” situaciones que muy rara vez suceden, hace que se instalen las visiones con malos augurios, como nuestra forma habitual de responder ante los eventos de la vida cotidiana. Si mi novio no me llama a la hora que siempre lo hace, es porque chocó en el auto, y en cualquier momento me llamaran de la comisaría para avisarme del accidente.
La ansiedad generada por los pensamientos catastróficos, se instala suavemente, como la neblina que se introduce en todos los espacios, de manera que finalmente siempre vamos a encontrar algo de qué preocuparnos, en cada momento del día. Si observamos de lejos, vamos a poder ver la neblina, como cuando podemos tomar distancia de nuestros pensamientos ansiosos y observarlos. Sin embargo, cuando estamos en medio de la ansiedad, como cuando estamos parados en medio de la neblina, simplemente no la podemos ver.
Podemos cambiar nuestros pensamientos catastróficos hacia pensamientos más “neutrales”, cuando les incorporamos mayores elementos de la realidad observada. Esto demuestra que es posible “transformar” una mente acostumbrada a pensar catastróficamente, en una mente más equilibrada hacia la salud psicológica.
Terapia de Parejas
El trabajo terapéutico con parejas se centra en la relación, siendo el enfoque principal en la comunicación, y en las formas en que las parejas pueden ir logrando aprendizajes y cambios, que les brinden el máximo de satisfacción.
Cuando me refiero a comunicación, no sólo hablo de la conversación, que por cierto, es un factor muy importante en la satisfacción referida por las personas, sino a que la comunicación implica todas las posibles áreas de interconexión entre las dos personas.
Las parejas en la mayoría de los casos, necesitan aprender a comunicarse a niveles mucho más amplios que la conversación. Por conversación, me refiero a la conversación de la confianza, en la que las dos personas han llegado a experimentar la total tranquilidad hacia el otro, y sienten que pueden hablar de cualquier tema y de todo lo que les pasa. Comunicarse para resolver temas prácticos como el pago de las cuentas o el arreglo del muro, es importante, sin embargo, no constituye la única “conversación” de la pareja. Existe todo un universo por descubrir, porque las personas contienen un universo personal en sí mismas, y esos universos, aunque vivan juntos, escasamente a veces, se conectan. Esa es fuente de muchísima insatisfacción, y motivo de quiebre en las parejas.
Lo que he descubierto en mi experiencia clínica, es que las parejas siempre pueden ir juntos dando pequeños y grandes pasos para incrementar su amor mutuo, aprender a resolver conflictos y desacuerdos, y descubrirse el uno al otro. Posiblemente, ese proceso continúa a lo largo de la vida, de manera que las personas pueden ir cambiando, y compartir ese cambio y enriquecimiento con el otro.
Fobia Social
Ansiedad Social (también llamada Fobia Social):
Consiste en una ansiedad persistente ante situaciones de interacción social, ya sea al interactuar con una sola persona o con un grupo de ellas.
Predomina en la fobia social, el temor a ser evaluado/a negativamente por los otros, y la evitación progresiva de situaciones que implican algún grado de interacción social.
La persona que sufre de fobia social, puede evitar desde preguntar información al vendedor de una tienda o hablar por teléfono, hasta enfrentar grupos sociales nuevos, como compañeros de universidad o tener que realizar presentaciones en público. También implica un temor importante a las figuras de autoridad, aspecto que incide en la dificultad de las personas con fobia social, para buscar y solicitar ayuda profesional.
La ansiedad social principalmente involucra, la evitación de situaciones que en la práctica implican la pérdida real de oportunidades, como por ejemplo, congelar una carrera universitaria; desechar la asistencia a un curso o a una entrevista de trabajo.
Consiste en una ansiedad persistente ante situaciones de interacción social, ya sea al interactuar con una sola persona o con un grupo de ellas.
Predomina en la fobia social, el temor a ser evaluado/a negativamente por los otros, y la evitación progresiva de situaciones que implican algún grado de interacción social.
La persona que sufre de fobia social, puede evitar desde preguntar información al vendedor de una tienda o hablar por teléfono, hasta enfrentar grupos sociales nuevos, como compañeros de universidad o tener que realizar presentaciones en público. También implica un temor importante a las figuras de autoridad, aspecto que incide en la dificultad de las personas con fobia social, para buscar y solicitar ayuda profesional.
La ansiedad social principalmente involucra, la evitación de situaciones que en la práctica implican la pérdida real de oportunidades, como por ejemplo, congelar una carrera universitaria; desechar la asistencia a un curso o a una entrevista de trabajo.
Depresión
Las personas que sufren depresión, entre otras características, refieren un estado permanente de tristeza, sienten que ya no disfrutan de las actividades cotidianas como antes, y tienen una visión pesimista de si mismas y del futuro. En los casos más graves, las personas simplemente no sienten el ánimo como para levantarse a realizar sus actividades cotidianas.
Se ha estudiado que las personas que sufren de depresión, tienden a tener una visión negativa de sí mismas, del mundo que las rodea y de lo que puede sucederles en el futuro. Muchas personas con depresión severa, pierden la expectativa de que el futuro, o la proyección de sí mismos en el tiempo, existen.
Las causas de la depresión son multivariadas, es decir, muchos eventos de la vida pueden contribuir al desarrollo de una depresión, sin embargo en ésta también influyen factores genéticos, la estructura de la personalidad y principalmente, los estilos de pensamiento que la persona ha llegado a desarrollar.
La terapia cognitivo-conductual, presenta evidencia científica de su efectividad para el tratamiento de la depresión. Está estadísticamente probado que esta forma de terapia modifica la química cerebral, ya que produce nuevos aprendizajes en la forma en que la persona visualiza su vida, el futuro y cómo resuelve sus dificultades. Además las personas logran desarrollar habilidades y estrategias que les permiten enfrentar los desafíos de la vida cotidiana, los que con depresión, ellas no imaginan cómo resolver.
Se ha estudiado que las personas sienten la depresión como algo que “padecen”, es decir: llega, les sucede y se “instala” en sus vidas. De esta manera, la depresión es vivida como un evento y las personas desean que “se les quite”.
Por esta razón, se recurre con mayor facilidad al uso de medicamentos (los que en algunos casos son necesarios) y es entendido que, en algunos casos pueden contribuir a estabilizar el ánimo, especialmente en etapas iniciales, a modo de que la persona pueda disponerse mejor, por ejemplo, a una psicoterapia. Lo que los medicamentos no tienen como efecto, es fabricar un cambio cognitivo por sí mismo, que ayude a que la persona participe activamente en mejorar y prevenir su depresión.
Las terapias centradas en el cambio cognitivo, promueven una participación activa de la persona en descubrir y desafiar las causas psicológicas, emocionales, y los pensamientos que mantienen su depresión y/o, su “estructura mental” depresiva. En este sentido, entrega las herramientas que producirán un cambio significativo en la forma en que la persona aprende a entender, analizar, y trabajar activamente en su mejoría. Es posible aspirar a vivir mejor.
Tenemos derecho no sólo a la salud física, para la que existe una gran disponibilidad de tratamientos, sino también debemos aspirar a vivir en buen estado de salud mental.
Mariana Searle, (Abril, 2014)
Se ha estudiado que las personas que sufren de depresión, tienden a tener una visión negativa de sí mismas, del mundo que las rodea y de lo que puede sucederles en el futuro. Muchas personas con depresión severa, pierden la expectativa de que el futuro, o la proyección de sí mismos en el tiempo, existen.
Las causas de la depresión son multivariadas, es decir, muchos eventos de la vida pueden contribuir al desarrollo de una depresión, sin embargo en ésta también influyen factores genéticos, la estructura de la personalidad y principalmente, los estilos de pensamiento que la persona ha llegado a desarrollar.
La terapia cognitivo-conductual, presenta evidencia científica de su efectividad para el tratamiento de la depresión. Está estadísticamente probado que esta forma de terapia modifica la química cerebral, ya que produce nuevos aprendizajes en la forma en que la persona visualiza su vida, el futuro y cómo resuelve sus dificultades. Además las personas logran desarrollar habilidades y estrategias que les permiten enfrentar los desafíos de la vida cotidiana, los que con depresión, ellas no imaginan cómo resolver.
Se ha estudiado que las personas sienten la depresión como algo que “padecen”, es decir: llega, les sucede y se “instala” en sus vidas. De esta manera, la depresión es vivida como un evento y las personas desean que “se les quite”.
Por esta razón, se recurre con mayor facilidad al uso de medicamentos (los que en algunos casos son necesarios) y es entendido que, en algunos casos pueden contribuir a estabilizar el ánimo, especialmente en etapas iniciales, a modo de que la persona pueda disponerse mejor, por ejemplo, a una psicoterapia. Lo que los medicamentos no tienen como efecto, es fabricar un cambio cognitivo por sí mismo, que ayude a que la persona participe activamente en mejorar y prevenir su depresión.
Las terapias centradas en el cambio cognitivo, promueven una participación activa de la persona en descubrir y desafiar las causas psicológicas, emocionales, y los pensamientos que mantienen su depresión y/o, su “estructura mental” depresiva. En este sentido, entrega las herramientas que producirán un cambio significativo en la forma en que la persona aprende a entender, analizar, y trabajar activamente en su mejoría. Es posible aspirar a vivir mejor.
Tenemos derecho no sólo a la salud física, para la que existe una gran disponibilidad de tratamientos, sino también debemos aspirar a vivir en buen estado de salud mental.
Mariana Searle, (Abril, 2014)
Manejo Parental
Vivimos en un mundo en el que se han producido cambios vertiginosos en las costumbres y en las formas de comunicarnos, Los padres nos vemos enfrentados a realizar nuestras labores como figuras afectivas y como formadores con muchísima información disponible, sin embargo, sin la oportunidad de acceder a enseñanzas concretas sobre cómo guiar a los hijos.
Lo óptimo es saber establecer vínculos saludables con nuestros hijos y al mismo tiempo lograr ser influyentes positivamente en ellos, a través de una crianza constructiva, centrada en el ayudar a los hijos a desarrollar una buena autoestima,, basada en el compartir, enseñar, y disfrutar de una buena relación. Todo un desafío.
La psicología conductual cognitiva ofrece un amplio espectro de herramientas psicológicas y de manejo, que se ha demostrado que dan frutos de satisfacción y de cercanía en la familia.
La crianza también implica aprender a manejar con buena psicología las situaciones de conflicto y poder resolver en forma preventiva los posibles problemas que se presentan en cada etapa del desarrollo. Es necesario, saber qué hacer cuando nuestros hijos hacen rabietas, enfrentan temores, y cuando les cuesta socializar.
Lo óptimo es saber establecer vínculos saludables con nuestros hijos y al mismo tiempo lograr ser influyentes positivamente en ellos, a través de una crianza constructiva, centrada en el ayudar a los hijos a desarrollar una buena autoestima,, basada en el compartir, enseñar, y disfrutar de una buena relación. Todo un desafío.
La psicología conductual cognitiva ofrece un amplio espectro de herramientas psicológicas y de manejo, que se ha demostrado que dan frutos de satisfacción y de cercanía en la familia.
La crianza también implica aprender a manejar con buena psicología las situaciones de conflicto y poder resolver en forma preventiva los posibles problemas que se presentan en cada etapa del desarrollo. Es necesario, saber qué hacer cuando nuestros hijos hacen rabietas, enfrentan temores, y cuando les cuesta socializar.
Fobias
Los miedos son emociones naturales que ayudan a protegernos de los peligros reales. Sin embargo, existen miedos que son aprendidos, y que se asocian habitualmente en su inicio, con situaciones traumáticas. Estas situaciones traumáticas quizás no fueron peligrosas, pero dejaron grandes huellas emocionales. Como por ejemplo una niña que observa a su madre arriba de una silla gritando y agitando una escoba “¡ Un ratoooón!, sáquenlo de aquiiii!”. La niña puede aprender de esta situación de intensa emoción, que los ratones y la palabra ratón significa peligro inminente. Luego, a lo largo de su vida, asociará todo lo relacionado con “ratón” a miedo. Este puede irse extendiendo a otros animales y a situaciones parecidas. Los miedos son similares a “nudos” de ideas y emociones en nuestros pensamientos. Estos “nudos” se desarman descubriendo sus raíces a través de la conversación terapéutica. Es posible liberarse de los miedos que limitan la vida.
Fobias Específicas:
Las fobias específicas son una forma ansiedad, que involucran un desarrollo o aprendizaje progresivo previo, en el que las personas tienen respuestas de intensa ansiedad y temor subjetivo ante variados estímulos, como: animales, alturas, contagio con gérmenes, y otros. Las fobias específicas, tienen tres componentes comunes:
1) El potencial para que la respuesta de ansiedad se genere en presencia o anticipación de estímulos específicos (por ejemplo: la fobia a los espacios cerrados se presenta ante todos los estímulos que la persona asocia a su miedo, por ejemplo, ante, los ascensores, baños sin ventanas, escaleras sin ventanas, etc.; 2) La exposición presencial provoca una respuesta inmediata e intensa de ansiedad, y 3) El desarrollo o aprendizaje de respuestas de evitación, y rituales de seguridad, ante las situaciones de real o posible exposición (por ejemplo, la fobia a los perros puede extenderse a otros animales parecidos, a los animales en general, a la palabra perro, etc.).
Fobias Específicas:
Las fobias específicas son una forma ansiedad, que involucran un desarrollo o aprendizaje progresivo previo, en el que las personas tienen respuestas de intensa ansiedad y temor subjetivo ante variados estímulos, como: animales, alturas, contagio con gérmenes, y otros. Las fobias específicas, tienen tres componentes comunes:
1) El potencial para que la respuesta de ansiedad se genere en presencia o anticipación de estímulos específicos (por ejemplo: la fobia a los espacios cerrados se presenta ante todos los estímulos que la persona asocia a su miedo, por ejemplo, ante, los ascensores, baños sin ventanas, escaleras sin ventanas, etc.; 2) La exposición presencial provoca una respuesta inmediata e intensa de ansiedad, y 3) El desarrollo o aprendizaje de respuestas de evitación, y rituales de seguridad, ante las situaciones de real o posible exposición (por ejemplo, la fobia a los perros puede extenderse a otros animales parecidos, a los animales en general, a la palabra perro, etc.).
Bienestar Psicológico
No he tenido aún la experiencia de conocer a personas que quieran que les vaya mal, sin embargo si he conocido a muchísimas personas que haciendo con poca información o dejando de hacer las cosas para que les vaya bien o mejor, se preguntan porqué les va tan mal, y desean que estar mejor resulte de algún golpe de suerte o truco mágico en sus vidas (como por ejemplo el efecto inmediato de un medicamento) ó que el profesional de la salud, realice un acto magistral y de una sola vez, en la consulta. Todos los procesos psicológicos y los cambios tienen su tiempo y su preparación.
Habitualmente, lo que no podemos ver conscientemente, es lo que nos causa gran malestar psicológico y lo que nos hace sufrir en nuestras vidas. Todas las conductas (me refiero a las conductas observables y al pensamiento) que determinan nuestro malestar, habitualmente no las tenemos codificadas como conductas conducentes a la infelicidad y al malestar ó tensión psicológica. Cuando estamos o nos sentimos mal, es muy posiblemente así, porque estamos haciendo inconsciente o a veces conscientemente, todo lo que podemos hacer para estar mal, y nos sumergimos en una espiral negativa, de la cual nos cuesta mucho salir.
Esto mismo se aplica a las relaciones de pareja. Un gran logro de la psicoterapia es enseñar a las personas a identificar los factores que les causan malestar, y a encontrar o diseñar formas de cambiarlos, que sean lo más efectivas posibles, para que puedan seguir con sus vidas, trasladándose hacia niveles de mayor tranquilidad y de auto-eficacia.
El Cambio
A todas las personas nos cuesta cambiar. No es cosa fácil. Una cosa es que nos demos cuenta de que algo no anda bien, o que nos sentimos contrariados por algún evento de nuestra vida, y otra es tomar real conciencia de ello y plantearse un cambio personal. Solemos pensar que el cambio tienen que hacerlo los otros. Gastamos muchísima energía en responsabilizar a los otros de nuestro malestar o dificultad. Gastamos más energía todavía en acumular rencor, resentimiento, indiferencia planificada, y rechazo hacia los demás en señal de nuestro “certero juicio”.
A lo largo de la vida, nos vamos acostumbrando a hacer las cosas de una misma manera, porque de esa forma creemos al menos, por los resultados aparentes, que estamos dando en el clavo. Así, cuando se acumulan los problemas, seguimos haciendo las cosas como siempre las hemos hecho. Por esto mismo, se nos hace difícil pensar en que el cambio personal puede ser una forma de comenzar a resolver nuestras dificultades. Al buscar ese cambio y perseverar, nos encontramos con toda una nueva dimensión antes impensada para nuestra realidad cotidiana. Cuesta imaginar que, si nos preguntamos sobre otra alternativa de respuesta, ésta nos podría ayudar a mejorar u optimizar nuestra situación.
La mayoría de las veces no tenemos idea de cómo cambiar, ó cuándo partir haciendo las cosas en forma distinta. A veces hasta nos sentimos cohibidos imaginando lo que pensarán u opinarán los demás cuando nos vean cambiando. Simplemente optamos por seguir igual, sólo para evitar el pudor que nos causa iniciar una conducta nueva y exponernos a la mirada de los otros. Anímate a preguntar a tus cercanos cómo te ven. Puedes hasta diseñar una pequeña encuesta. Encontrarás más de una pista sobre dónde y cómo comenzar. La retroalimentación de los demás puede traer sorpresas y nuevos aires a tu vida.
¿Cómo puedo reconciliarme con la vida ?
Aprendiendo a:
1. Identificar y curar las heridas emocionales
2. Poner mi auto-valoración en un lugar importante
3. Atreverme a hacer las cosas de forma diferente
4. Buscar mirar mi vida y la vida con otros lentes
5. Decir lo que necesito y pienso de una forma clara, directa, sin ofensas
6. Demostrar el amor que siento hacia los que me rodean
7. Tomar decisiones y ponerlas a funcionar o a ejecutar
8. Crear y recibir oportunidades nuevas
9. Recordar mis sueños y acercarme a ellos
10. Creer que estoy en este mundo para vivir en plenitud
Mariana Searle (Julio,2014)
Habitualmente, lo que no podemos ver conscientemente, es lo que nos causa gran malestar psicológico y lo que nos hace sufrir en nuestras vidas. Todas las conductas (me refiero a las conductas observables y al pensamiento) que determinan nuestro malestar, habitualmente no las tenemos codificadas como conductas conducentes a la infelicidad y al malestar ó tensión psicológica. Cuando estamos o nos sentimos mal, es muy posiblemente así, porque estamos haciendo inconsciente o a veces conscientemente, todo lo que podemos hacer para estar mal, y nos sumergimos en una espiral negativa, de la cual nos cuesta mucho salir.
Esto mismo se aplica a las relaciones de pareja. Un gran logro de la psicoterapia es enseñar a las personas a identificar los factores que les causan malestar, y a encontrar o diseñar formas de cambiarlos, que sean lo más efectivas posibles, para que puedan seguir con sus vidas, trasladándose hacia niveles de mayor tranquilidad y de auto-eficacia.
El Cambio
A todas las personas nos cuesta cambiar. No es cosa fácil. Una cosa es que nos demos cuenta de que algo no anda bien, o que nos sentimos contrariados por algún evento de nuestra vida, y otra es tomar real conciencia de ello y plantearse un cambio personal. Solemos pensar que el cambio tienen que hacerlo los otros. Gastamos muchísima energía en responsabilizar a los otros de nuestro malestar o dificultad. Gastamos más energía todavía en acumular rencor, resentimiento, indiferencia planificada, y rechazo hacia los demás en señal de nuestro “certero juicio”.
A lo largo de la vida, nos vamos acostumbrando a hacer las cosas de una misma manera, porque de esa forma creemos al menos, por los resultados aparentes, que estamos dando en el clavo. Así, cuando se acumulan los problemas, seguimos haciendo las cosas como siempre las hemos hecho. Por esto mismo, se nos hace difícil pensar en que el cambio personal puede ser una forma de comenzar a resolver nuestras dificultades. Al buscar ese cambio y perseverar, nos encontramos con toda una nueva dimensión antes impensada para nuestra realidad cotidiana. Cuesta imaginar que, si nos preguntamos sobre otra alternativa de respuesta, ésta nos podría ayudar a mejorar u optimizar nuestra situación.
La mayoría de las veces no tenemos idea de cómo cambiar, ó cuándo partir haciendo las cosas en forma distinta. A veces hasta nos sentimos cohibidos imaginando lo que pensarán u opinarán los demás cuando nos vean cambiando. Simplemente optamos por seguir igual, sólo para evitar el pudor que nos causa iniciar una conducta nueva y exponernos a la mirada de los otros. Anímate a preguntar a tus cercanos cómo te ven. Puedes hasta diseñar una pequeña encuesta. Encontrarás más de una pista sobre dónde y cómo comenzar. La retroalimentación de los demás puede traer sorpresas y nuevos aires a tu vida.
¿Cómo puedo reconciliarme con la vida ?
Aprendiendo a:
1. Identificar y curar las heridas emocionales
2. Poner mi auto-valoración en un lugar importante
3. Atreverme a hacer las cosas de forma diferente
4. Buscar mirar mi vida y la vida con otros lentes
5. Decir lo que necesito y pienso de una forma clara, directa, sin ofensas
6. Demostrar el amor que siento hacia los que me rodean
7. Tomar decisiones y ponerlas a funcionar o a ejecutar
8. Crear y recibir oportunidades nuevas
9. Recordar mis sueños y acercarme a ellos
10. Creer que estoy en este mundo para vivir en plenitud
Mariana Searle (Julio,2014)