Fobias
Los miedos son emociones naturales que ayudan a protegernos de los peligros reales. Sin embargo, existen miedos que son aprendidos, y que se asocian habitualmente en su inicio, con situaciones traumáticas. Estas situaciones traumáticas quizás no fueron peligrosas, pero dejaron grandes huellas emocionales. Como por ejemplo una niña que observa a su madre arriba de una silla gritando y agitando una escoba “¡ Un ratoooón!, sáquenlo de aquiiii!”. La niña puede aprender de esta situación de intensa emoción, que los ratones y la palabra ratón significa peligro inminente. Luego, a lo largo de su vida, asociará todo lo relacionado con “ratón” a miedo. Este puede irse extendiendo a otros animales y a situaciones parecidas. Los miedos son similares a “nudos” de ideas y emociones en nuestros pensamientos. Estos “nudos” se desarman descubriendo sus raíces a través de la conversación terapéutica. Es posible liberarse de los miedos que limitan la vida.
Fobias Específicas:
Las fobias específicas son una forma ansiedad, que involucran un desarrollo o aprendizaje progresivo previo, en el que las personas tienen respuestas de intensa ansiedad y temor subjetivo ante variados estímulos, como: animales, alturas, contagio con gérmenes, y otros. Las fobias específicas, tienen tres componentes comunes:
1) El potencial para que la respuesta de ansiedad se genere en presencia o anticipación de estímulos específicos (por ejemplo: la fobia a los espacios cerrados se presenta ante todos los estímulos que la persona asocia a su miedo, por ejemplo, ante, los ascensores, baños sin ventanas, escaleras sin ventanas, etc.; 2) La exposición presencial provoca una respuesta inmediata e intensa de ansiedad, y 3) El desarrollo o aprendizaje de respuestas de evitación, y rituales de seguridad, ante las situaciones de real o posible exposición (por ejemplo, la fobia a los perros puede extenderse a otros animales parecidos, a los animales en general, a la palabra perro, etc.).
Fobias Específicas:
Las fobias específicas son una forma ansiedad, que involucran un desarrollo o aprendizaje progresivo previo, en el que las personas tienen respuestas de intensa ansiedad y temor subjetivo ante variados estímulos, como: animales, alturas, contagio con gérmenes, y otros. Las fobias específicas, tienen tres componentes comunes:
1) El potencial para que la respuesta de ansiedad se genere en presencia o anticipación de estímulos específicos (por ejemplo: la fobia a los espacios cerrados se presenta ante todos los estímulos que la persona asocia a su miedo, por ejemplo, ante, los ascensores, baños sin ventanas, escaleras sin ventanas, etc.; 2) La exposición presencial provoca una respuesta inmediata e intensa de ansiedad, y 3) El desarrollo o aprendizaje de respuestas de evitación, y rituales de seguridad, ante las situaciones de real o posible exposición (por ejemplo, la fobia a los perros puede extenderse a otros animales parecidos, a los animales en general, a la palabra perro, etc.).
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La ansiedad y las fobias se presentan en las personas que son altamente sugestionables. La autosugestión juega un rol importantísimo en la desencadenación de una crisis de ansiedad.
Incluso cuando se habla la palabra, las personas se sugestionan y crean una realidad mental de miedo intenso frente a esa cognición. No es la altura, no son las arañas en sí mismas las que “causan” las fobias, sino la alta sugestionabilidad de las personas, y capacidad de aprender intstáneamente una situación corporal de miedo.
Por eso, tratar las fobias con exposición in vivo, debe ser un proceso dentro de la terapia, en el que ya se ha logrado reestructurar cognitivamente el miedo irracional con elementos de juicio, ya que no se trata la sugestionabilidad, con la exposición. El último paso, probablemente lo dará la misma persona decidiendo que ya no le tendrá tanto miedo a la situación. Si sólo se hace exposición en vivo, la persona, nunca tomará el control de sus pensamientos, por lo que será presa fácil de la ansiedad en sí misma. Las técnicas conductuales no apuntan al trabajo intenso que se debe hacer con el pensamiento y racionalizar la emoción. El “acostumbramiento” que les supuestamente producirá la exposición in vivo, no enseña en forma automática a manejar los pensamientos.
La autosugestión es la capacidad psicológica para desencadenar crear sensaciones físicas a partir de una emoción y pensamiento intensos como el miedo.
Generan una realidad corporal intensa en forma concomitante al pensamiento de miedo.
El miedo o ansiedad se relaciona con situaciones de intensa vulnerabilidad sufridas anteriormente.
Incluso cuando se habla la palabra, las personas se sugestionan y crean una realidad mental de miedo intenso frente a esa cognición. No es la altura, no son las arañas en sí mismas las que “causan” las fobias, sino la alta sugestionabilidad de las personas, y capacidad de aprender intstáneamente una situación corporal de miedo.
Por eso, tratar las fobias con exposición in vivo, debe ser un proceso dentro de la terapia, en el que ya se ha logrado reestructurar cognitivamente el miedo irracional con elementos de juicio, ya que no se trata la sugestionabilidad, con la exposición. El último paso, probablemente lo dará la misma persona decidiendo que ya no le tendrá tanto miedo a la situación. Si sólo se hace exposición en vivo, la persona, nunca tomará el control de sus pensamientos, por lo que será presa fácil de la ansiedad en sí misma. Las técnicas conductuales no apuntan al trabajo intenso que se debe hacer con el pensamiento y racionalizar la emoción. El “acostumbramiento” que les supuestamente producirá la exposición in vivo, no enseña en forma automática a manejar los pensamientos.
La autosugestión es la capacidad psicológica para desencadenar crear sensaciones físicas a partir de una emoción y pensamiento intensos como el miedo.
Generan una realidad corporal intensa en forma concomitante al pensamiento de miedo.
El miedo o ansiedad se relaciona con situaciones de intensa vulnerabilidad sufridas anteriormente.