Fobia Social
Ansiedad Social (también llamada Fobia Social):
Consiste en una ansiedad persistente ante situaciones de interacción social, ya sea al interactuar con una sola persona o con un grupo de ellas. Tiene una fuerte base en pensamientos repetitivos distorsionados, sobre rechazo o evaluación social negativa. No es una fobia a las otras personas.
Predomina en la fobia social, los sentimientos de inadecuación (sentir que no "se encaja socialmente"), la anticipación negativa sobre el temor a ser evaluado/a desfavorablemente por los otros, la autoevaluación disminuida y la evitación progresiva de situaciones que implican algún grado de interacción social.
La persona que sufre de fobia social, puede evitar desde preguntar información al vendedor de una tienda o hablar por teléfono, hasta enfrentar grupos sociales nuevos, como compañeros de universidad o tener que realizar presentaciones en público. También implica un temor y evitación importante de aquellas personas consideradas "figuras de autoridad". En este sentido, pueden ser todas las personas que son percibidas como superiores, en base a atributos percibidos. Este, aspecto, por ejemplo, incide en la dificultad de las personas con fobia social, para buscar y solicitar ayuda profesional.
Lamentablemente, como la ansiedad social principalmente involucra, la evitación de situaciones sociales, en la práctica implican la pérdida real de oportunidades, como por ejemplo, congelar una carrera universitaria; desechar la asistencia a un curso o a una entrevista de trabajo.
Un número importante de personas sufren distintas formas de esta condición, que se manifiesta en diversos grados de ansiedad ante encuentros o interacciones con otras personas. Esta ansiedad se puede presentar ante situaciones sencillas, como solicitar ayuda en una tienda, llamar por teléfono, o ante la realización de presentaciones frente a un curso o frente a un gran público. La ansiedad experimentada es intensa, y las personas habitualmente evitan situaciones sociales. No es correcto decir que la persona tiene fobia a las personas. Lo que genera el problema, es en realidad la autoevaluación negativa que la persona hace de sí misma, antes, durante y después de cualquier tipo de encuentro social. Si expuso frente a su curso, asume que se vio “ridícula/o”, que no contestó bien las preguntas, que todos se dieron cuenta de que su trabajo no estaba óptimamente bien hecho, etc. Asimismo, anticipará la misma evaluación negativa para la siguiente vez. De alguna manera, la persona “proyecta” esta evaluación en los demás y cree que todos ellos piensan lo mismo acerca de ella misma. Esta auto-evaluación negativa también se manifiesta en que, por ejemplo, si alguien de la audiencia bosteza, ese hecho es suficiente para que la persona con fobia social, tema casi convencida de que su presentación estuvo aburrida. Lo interesante, es que esta misma ansiedad, y el temor a ser evaluada/o negativamente, produce una especie de bloqueo del pensamiento, por lo que habitualmente esta persona cree que no puede explayarse relajadamente sobre un tema. Les cuesta muchísimo responder preguntas, ya que además al mismo tiempo está evaluando su respuesta y decidiendo que no lo está haciendo bien. Su misma autoevaluación negativa, la lleva a una “incomodidad” social, en el sentido de que como piensa que la evalúan negativamente los demás, también genera en ellos respuestas parecidas de incomodidad. Por ejemplo, en general andan con la cara muy seria y se ríen poco, precisamente porque están siempre alertas a evitar situaciones incómodas. Esto hace que las otras personas, con mucha frecuencia interpreten esto como rechazo, o pueden pensar que la persona es muy seria, “pesada”, “estirada”, etc., por lo que también pueden tender a evitarla.
Las personas con fobia social literalmente, escaparán de situaciones en donde hay personas que no conocen, evitarán interacciones con figuras de autoridad y exponerse frente a otros. En su fuero interno, la persona, al estar convencida de su precaria valía personal, asume que los demás podrán “descubrirla” y darse cuenta de lo falsa, lo poco inteligente que es, lo rara que es, etc. Muchas de ellas refieren sentir vergüenza de sí mismas, por lo que en general se muestran más bien reservadas y eluden oportunidades de hablar frente a grupos sociales, aunque sean personas conocidas y de confianza. En cierta forma, esta persona está continuamente evitando las situaciones sociales, de manera que dosifica su participación eludiendo siempre exponerse, pasar “vergüenzas”, y ser el centro de atención. Por ejemplo en sala de clases, esta persona evitará el contacto visual con los profesores, para que no le dirijan las preguntas a ella. La ansiedad o fobia social, conlleva dosis importantes de sufrimiento, y las personas reportan haber perdido importantes desafíos y oportunidades en la vida, como resultado de su problema. Por esto es importante diagnosticarla y realizar un tratamiento efectivo, en el que la persona va logrando identificar los mecanismos que la mantienen, y con trabajo dedicado, se hace posible mejorar la calidad y cantidad de sus interacciones sociales .
Consiste en una ansiedad persistente ante situaciones de interacción social, ya sea al interactuar con una sola persona o con un grupo de ellas. Tiene una fuerte base en pensamientos repetitivos distorsionados, sobre rechazo o evaluación social negativa. No es una fobia a las otras personas.
Predomina en la fobia social, los sentimientos de inadecuación (sentir que no "se encaja socialmente"), la anticipación negativa sobre el temor a ser evaluado/a desfavorablemente por los otros, la autoevaluación disminuida y la evitación progresiva de situaciones que implican algún grado de interacción social.
La persona que sufre de fobia social, puede evitar desde preguntar información al vendedor de una tienda o hablar por teléfono, hasta enfrentar grupos sociales nuevos, como compañeros de universidad o tener que realizar presentaciones en público. También implica un temor y evitación importante de aquellas personas consideradas "figuras de autoridad". En este sentido, pueden ser todas las personas que son percibidas como superiores, en base a atributos percibidos. Este, aspecto, por ejemplo, incide en la dificultad de las personas con fobia social, para buscar y solicitar ayuda profesional.
Lamentablemente, como la ansiedad social principalmente involucra, la evitación de situaciones sociales, en la práctica implican la pérdida real de oportunidades, como por ejemplo, congelar una carrera universitaria; desechar la asistencia a un curso o a una entrevista de trabajo.
Un número importante de personas sufren distintas formas de esta condición, que se manifiesta en diversos grados de ansiedad ante encuentros o interacciones con otras personas. Esta ansiedad se puede presentar ante situaciones sencillas, como solicitar ayuda en una tienda, llamar por teléfono, o ante la realización de presentaciones frente a un curso o frente a un gran público. La ansiedad experimentada es intensa, y las personas habitualmente evitan situaciones sociales. No es correcto decir que la persona tiene fobia a las personas. Lo que genera el problema, es en realidad la autoevaluación negativa que la persona hace de sí misma, antes, durante y después de cualquier tipo de encuentro social. Si expuso frente a su curso, asume que se vio “ridícula/o”, que no contestó bien las preguntas, que todos se dieron cuenta de que su trabajo no estaba óptimamente bien hecho, etc. Asimismo, anticipará la misma evaluación negativa para la siguiente vez. De alguna manera, la persona “proyecta” esta evaluación en los demás y cree que todos ellos piensan lo mismo acerca de ella misma. Esta auto-evaluación negativa también se manifiesta en que, por ejemplo, si alguien de la audiencia bosteza, ese hecho es suficiente para que la persona con fobia social, tema casi convencida de que su presentación estuvo aburrida. Lo interesante, es que esta misma ansiedad, y el temor a ser evaluada/o negativamente, produce una especie de bloqueo del pensamiento, por lo que habitualmente esta persona cree que no puede explayarse relajadamente sobre un tema. Les cuesta muchísimo responder preguntas, ya que además al mismo tiempo está evaluando su respuesta y decidiendo que no lo está haciendo bien. Su misma autoevaluación negativa, la lleva a una “incomodidad” social, en el sentido de que como piensa que la evalúan negativamente los demás, también genera en ellos respuestas parecidas de incomodidad. Por ejemplo, en general andan con la cara muy seria y se ríen poco, precisamente porque están siempre alertas a evitar situaciones incómodas. Esto hace que las otras personas, con mucha frecuencia interpreten esto como rechazo, o pueden pensar que la persona es muy seria, “pesada”, “estirada”, etc., por lo que también pueden tender a evitarla.
Las personas con fobia social literalmente, escaparán de situaciones en donde hay personas que no conocen, evitarán interacciones con figuras de autoridad y exponerse frente a otros. En su fuero interno, la persona, al estar convencida de su precaria valía personal, asume que los demás podrán “descubrirla” y darse cuenta de lo falsa, lo poco inteligente que es, lo rara que es, etc. Muchas de ellas refieren sentir vergüenza de sí mismas, por lo que en general se muestran más bien reservadas y eluden oportunidades de hablar frente a grupos sociales, aunque sean personas conocidas y de confianza. En cierta forma, esta persona está continuamente evitando las situaciones sociales, de manera que dosifica su participación eludiendo siempre exponerse, pasar “vergüenzas”, y ser el centro de atención. Por ejemplo en sala de clases, esta persona evitará el contacto visual con los profesores, para que no le dirijan las preguntas a ella. La ansiedad o fobia social, conlleva dosis importantes de sufrimiento, y las personas reportan haber perdido importantes desafíos y oportunidades en la vida, como resultado de su problema. Por esto es importante diagnosticarla y realizar un tratamiento efectivo, en el que la persona va logrando identificar los mecanismos que la mantienen, y con trabajo dedicado, se hace posible mejorar la calidad y cantidad de sus interacciones sociales .
Fijo +56 32 217 9021
/ Cel +56952073754
12 Norte 785 Of 1201,
Viña del Mar, Chile.
sicologamarianasearle@gmail.com
Facebook / PsicologaVinadelMar
/ Cel +56952073754
12 Norte 785 Of 1201,
Viña del Mar, Chile.
sicologamarianasearle@gmail.com
Facebook / PsicologaVinadelMar
Presión o Acoso Social
Existe el acoso social, que es la presión psicológica que ejerce un grupo de personas actuando juntas al mismo tiempo para lograr que un tercero actúe de acuerdo al parecer de ellas o del objetivo del momento. Este fenómeno puede explicar las reuniones de jóvenes que terminan con algunos de ellos en coma etílico, o ebrios al punto de correr riesgo en la calle, con las consecuencias posteriores que todo ello conlleva (accidentes, violaciones, embarazos no deseados, muerte).
Existe una presión propia sutil y/o explicita, además de un funcionamiento basado en la dialéctica pertenencia/expulsión, característico de los grupos de pares, para compeler a otro a involucrarse en conductas de riesgo, la cual es ejercida en forma de descalificación y/o castigo social posterior, o amenazas veladas, si es que él/ella no realiza la conducta a la que se le está instando fuertemente. En general, la función positiva de los grupos de pares es el desarrollo de la pertenencia del individuo, a un grupo de referencia social, fuera de la familia. Si la persona se encuentra debilitada con respecto a sí misma (auto-valoración), será más probable que ceda a la presión e incurra en conductas autodestructivas relacionadas a rituales de “iniciación”, como lo es el beber alcohol en los “juegos” grupales desarrollados con tal efecto.
Conserva su estatus social en el grupo, el/la joven que “se atreve” a realizar las conductas de riesgo y “se salva” de las consecuencias. El resto queda a merced de los imprevistos y de la “ley de la calle”. Ingerir alcohol en forma desmedida, sin noción de los efectos inmediatos en respuesta a un ritual de presión grupal, tiene sus reales consecuencias cuando ya es tarde para que el/la joven pueda desandar sus pasos: el efecto del alcohol en la sangre, ya “hizo de las suyas” en el sistema nervioso, alterando severamente sus funciones, y quedando en riesgo la integridad o la vida de quien está bajo su efecto. Adolescencia y adultez joven, son las etapas del desarrollo, en las que ocurre la mayor cantidad de accidentes y secuelas por conductas de riesgo. El alcohol, como droga, requiere obviamente de un consumo educado previamente, sin embargo, la persona que lo consume, necesita de una mayor dosis previa de amor y cuidado hacia si misma.
A veces en las familias se da este fenómeno, pero en forma sutil y disfrazada de cariño y preocupación. Sin embargo, también se contribuye a construir una imagen negativa de otro miembro de la familia.
Existe una presión propia sutil y/o explicita, además de un funcionamiento basado en la dialéctica pertenencia/expulsión, característico de los grupos de pares, para compeler a otro a involucrarse en conductas de riesgo, la cual es ejercida en forma de descalificación y/o castigo social posterior, o amenazas veladas, si es que él/ella no realiza la conducta a la que se le está instando fuertemente. En general, la función positiva de los grupos de pares es el desarrollo de la pertenencia del individuo, a un grupo de referencia social, fuera de la familia. Si la persona se encuentra debilitada con respecto a sí misma (auto-valoración), será más probable que ceda a la presión e incurra en conductas autodestructivas relacionadas a rituales de “iniciación”, como lo es el beber alcohol en los “juegos” grupales desarrollados con tal efecto.
Conserva su estatus social en el grupo, el/la joven que “se atreve” a realizar las conductas de riesgo y “se salva” de las consecuencias. El resto queda a merced de los imprevistos y de la “ley de la calle”. Ingerir alcohol en forma desmedida, sin noción de los efectos inmediatos en respuesta a un ritual de presión grupal, tiene sus reales consecuencias cuando ya es tarde para que el/la joven pueda desandar sus pasos: el efecto del alcohol en la sangre, ya “hizo de las suyas” en el sistema nervioso, alterando severamente sus funciones, y quedando en riesgo la integridad o la vida de quien está bajo su efecto. Adolescencia y adultez joven, son las etapas del desarrollo, en las que ocurre la mayor cantidad de accidentes y secuelas por conductas de riesgo. El alcohol, como droga, requiere obviamente de un consumo educado previamente, sin embargo, la persona que lo consume, necesita de una mayor dosis previa de amor y cuidado hacia si misma.
A veces en las familias se da este fenómeno, pero en forma sutil y disfrazada de cariño y preocupación. Sin embargo, también se contribuye a construir una imagen negativa de otro miembro de la familia.